Capítulo 3: Viejos Rivales
Puesto que ésta área era la fuente principal de piedra para la tribu, seguramente habría un montón de piedras finas que podrían ser convertidas fácilmente en herramientas. Naturalmente, los guerreros totémicos eran privilegiados con la primera selección de piedras que se reunían, ya que era su campo de entrenamiento. Después, las personas más débiles, entre ellas Shao Xuan, tendrían la oportunidad de “recoger las sobras”.
La frase sonaba bastante humillante, aunque describía la situación perfectamente.
Normalmente, otros de la tribu “recogían las sobras” a la hora de la cena, cuando casi era la puesta del sol. Esto era porque solo a esta hora la mayoría de los guerreros dejaban de entrenar y se detenían a descansar. Sin embargo, en otros momentos del día, el campo de entrenamiento se convertía en un lugar bastante peligroso para aquellos que no habían despertado su poder totémico. Las piedras proyectadas por los golpes de los puños de los guerreros totémicos contra las rocas, eran básicamente, balas para los más débiles.
Afortunadamente, con las anteriores instrucciones de Mai, sería mucho más fácil y seguro que Shao Xuan llegara a su destino.
Una piedra fina podía ser comerciada por mucho y Shao Xuan, ciertamente, no tenía la intención de dejar escapar esa oportunidad.
Junto con César, Shao Xuan recorrió el camino que Mai había señalado anteriormente. Mientras lo hacía, retumbaban los sonidos provenientes de las colinas de entrenamiento, las piedras se hacían añicos en algún luga. Desde arriba, en la dirección de los senderos alternos, piedras mucho más grandes rodaban por el lado de la montaña. Sería muy arriesgado si Shao Xuan se hubiera acercado allí en el caso de que mai no le hubiera informado sobre la ruta segura.
Shao Xuan siguió caminando mientras arreglaba casualmente su desordenado cabello y sacudía las virutas de piedra que atrapaba su ropa.
El lugar en el que Mai se entrenaba estaba cerca de la cima de la colina. Puesto que este era el campo de entrenamiento de los guerreros totémicos, ningún camino había sido excavado y resultó ser difícil recorrerlo. Los brazos de Shao Xuan, manos y pies estaban sangrando cuando finalmente dio con el área correcta.
Las heridas no lo preocupaban, sanarían después de algunos días de descanso. Todo valdría la pena si podía encontrar algunas piedras finas.
Le tomó mucho esfuerzo llegar hasta ese lugar y Shao Xuan definitivamente no hubiera podido llegar a la cima de la montaña si no hubiera desayunado esa mañana.
Había piedras de diferentes tamaños y varias formas en el terreno desigual, mientras que del lado opuesto del acantilado habían
agujeros de distintas profundidad con marcas de identificación en los bordes de la roca. Shao Xuan asumió que debía haber piedras más duras incrustadas en los agujeros antes de que Mai las excavara y las tomara para hacer herramientas de caza. Las piedras duras y finas no estaban ampliamente distribuidas por la montaña. De hecho, tendían a formarse en grupos, algunos en la superficie y otros en el interior. Los guerreros no podían destruir la montaña, así que encontrar estas piedras finas dependía mayormente de su suerte. Es por eso que Shao Xuan había hecho la observación de lo afortunado que era Mai cuando regresó.
Aparte de los agujeros, había marcas de puños y pies en el acantilado. Aquí era donde Mai se había entrenado.
Los guerreros totémicos desarrollaban puños particularmente duros. Shao Xuan se rompería el suyo si golpeara incluso la parte más débil del acantilado, mientras que la piedra permanecería intacta. Las piedras más duras con la forma adecuada, ya habían sido tomadas por Mai. Él apuntaba a los materiales que se consideraban avanzados, pero aún quedaban algunas piedras de una calidad media que Shao Xuan podía utilizar.
Sin un segundo que perder, Shao Xuan hizo a César responsable de la vigilancia, mientras él se tomaba su tiempo en buscar piedras que pudiera ser vendidas por comida. Tenía que apresurarse antes de que alguien llegara y le robara lo que había encontrado.
Shao Xuan recogió un largo trozo de roca. Tenía medio pie de longitud, con una forma irregular y no particularmente grande o pesada. Shao Xuan sabía que la calidad de la roca no dependía de su peso. Había muchos tipos de piedras que Shao Xuan no había visto en su vida. Incluso si usaba el sentido común de su vida pasada sería inútil en este mundo. Todo el conocimiento que Shao Xuan manejaba era nuevo para él, acumulandolo de sus experiencias en los pasados seis meses. A diferencia de los experimentados guerreros, quienes podían evaluar y calificar una roca por su textura y apariencia, Shao Xuan no sabía nada sobre cómo identificar la calidad de estas, pues no tenía experiencia en este campo. Así que utilizó un método primito con el cual podría encontrar algunas piedras adecuadas para ser trabajadas, usando su cuchillo de piedra para cortarlas y ver si dejaba una marca en ellas. Normalmente, mientras menor fuera el daño, mejor sería la calidad de la piedra.
Shao Xuan levantó su cuchillo y golpeó el borde de la piedra. Después de un sonoro crack, una pequeña marca apareció. Shao Xuan estaba muy contento, pues había identificado lo que podía convertirse en una punta de flecha o lanza. Los herreros de armas de gres podrían decidir que hacer con aquella piedra, todo lo que Shao Xuan necesitaba era encontrar una buena e intercambiarla por comida.
Después de colocar la piedra en su bolsa de piel de animal, pasó a escoger varios agujeros, Shao Xuan planeaba seguir mirando, pero César había detectado algo extraño. Cuidadosamente se movió en
dirección al lobo y miró en la dirección que este apuntaba. Había tres niños de alrededor de diez años, más altos y fuertes que Shao Xuan.
Eran viejos conocidos y también viejos rivales que siempre le robaban a Shao Xuan sus pertenencias ¡Esos tres pequeños bastardos!
No eran de la “cueva huérfana”, sino de familias que vivían en la zona al pie de la montaña. Por lo general pasaban el rato juntos y solo habían comenzado a robarle unos días después de que despertara en ese mundo. Al principio, Shao Xuan no cambió su mentalidad y, a menudo, hizo las cosas como las hacía en su vida pasada. Se contuvo hasta cierto punto, incluso cuando se defendió. Esta misericordia y bondad resultaron en la pérdida de toda su carne seca por la que tan duro había trabajado.
Después de eso, Shao Xuan comprendió la realidad de la situación y se adaptó.Era justo como el primer día en que se había despertado en la cueva y había mirado fuera, solo para encontrarse a los niños peleando entre ellos por la comida, con la mirada como la de los lobos. Shao Xuan tuvo que cambiar su actitud hacia ellos.
Mientras se recuperaba, reflexionó profundamente y tomó la decisión de que no se reprimiría cuando peleara con ellos. La regla dentro de su tribu era no matar ni mutilar. Así que nadie se entrometería si nadie moría o era mutilado. Los habitantes de la zona al pie de la montaña ya estaban acostumbrados a esta barbárica regla.
Shao Xuan no sabía si la gente de la tribu pertenecía a algún tipo de raza especial, pues tenían altas capacidades curativas, aunque se veían similar a las personas de su vida anterior. Un hombre podía ponerse de pie después de descansar un par de días, incluso después de haber sido herido gravemente. Después de uno o dos meses, su cuerpo estaría como nuevo. Esta era la razón de que la gente no tuviera cuidado al pelear, a sus ojos, una pelea por razones como estas era simplemente un pequeño problema sin importancia en comparación a encontrar comida.
En cuanto a los tres niños, Shao Xuan no era ni tan alto ni tan fuerte y no estaba tan bien nutrido como ellos ¿Qué podía usar para competir con ellos? Necesitaba una mentalidad despiadada y una fuerte estrategia para pelear, especialmente cuando estaba en desventaja numérica.
Shao Xuan presionó un poco la cabeza de César hacia abajo, pero él seguía enseñando sus dientes con ferocidad hacia los niños que se aproximaban. Shao Xuan tuvo que apretar su hocico y susurrar, —
¡Espera un segundo!
Mirando a su alrededor, escogió un lugar oculto para la bolsa de piel de animal que contenía la piedra que había recogido. Luego se movió silenciosamente al lado contrario del acantilado y dijo a César — Tienes que encargarte de “Ye” ¿De acuerdo? Tú sabes quien es
¿verdad?
Algunos guerreros habían dicho una vez que la mayoría de las bestias que vivían en las profundidades del bosque eran bastante inteligentes, y las estúpidas serían aún más difíciles de entrenar. César pertenecía al tipo inteligente y esta no sería su primera vez trabajando juntos.
Incluso si se confundía, no importaba a quien atrapaba, porque Shao Xuan había decidido encargarse del bastardo que lideraba llamado “Sai”, porque sería mucho más fácil cuando lo golpeara.
César mantuvo su cuerpo cerca del suelo y escondido detrás de una roca gigante, esto demostró que entendía las órdenes de Shao Xuan. Parecía ser que todas las bestias salvajes por naturaleza eran capaces de cazar sigilosamente, atacando ferozmente y ejecutando un golpe fatal. Sus instintos eran despertados por la caza, incluso si era un lobo estaba siendo criado como un perro.
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